Ahora falta que nos la cumplan, que de verdad se desintegre el esperpéntico grupo RBD. De verdad que desde el viernes estoy esperando con ansia el día en que esa bandita chafa se separe. Desde hace cuánto que le puse su veladora a Martín Malverde, y ahora parece que ya se me concedió el milagrito.
¡Huy!, creo que ese es el dizque santo de los narcos, ¿verdad? Entonces yo me confundí. Pensé que era el santo de los nacos, que no es lo mismo. El caso es que ya comprobé que sí sirve, que sí cumple las peticiones, hasta las más difíciles, como esta que les cuento. Yo recibí la noticia brincando en una pata. Bueno, es un decir, porque las víboras no tenemos patas. Lo que no me quedó muy claro es lo que dijo Christian Chávez cuando se enteró del anuncio de la separación.
Para empezar, es obvio que esos pobres titeritos ni siquiera fueron consultados. De hecho, me da la impresión de que jamás, bajo ninguna circunstancia se les preguntó su parecer. Eso demuestra que tanto su empresa Televisa, como el productor, Pedro Damián, los utilizaron a su antojo y beneficio. Pero volviendo a Christian, el pobrecito dijo que los planes eran que la banda se separara cuando estuviera en su mejor momento, no cuando estuviera en decadencia. ¿Quiere decir entonces que la vigencia del sexteto se pasó de tueste? ¿Y que por fin se dieron cuenta de que ese proyectucho no da para más? A little too late, ¿no?
A estas alturas, muchos de los muchachitos (y muchachotes) que eran sus seguidores ya cayeron en la cuenta de que eso fue como un espejismo, como el despertar de una pesadilla, de una sesión de hipnotismo. Y claro, ya no les interesa saber más de esos artistitas de plástico del más corriente. Eso fue, como dicen en los ranchos, llamarada de petate. Ni más ni menos. Ahora habrá que aguantar la mentada gira del adiós, lo que se $á en la oportunidad de Televisa y de Pedro Damián de sacarle el poco jugo que le queda a ese muerto agonizante. Ya lo verán: esa mentada gira durará meses y meses, y presentaciones por aquí y por allá. Y los bolsillos de los mánagers se abultarán más y más, y los pobres titeritos, después de $, no serán más que el vergonzoso recuerdo de millones de adolescentes.
Fuente: impre.com
jueves, 21 de agosto de 2008
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